El Espíritu de la Tragedia Ática

Bajo los rectos rayos de un sol matemático
Te estoy mirando,
Aunque el ángulo agudo de mármol
Que tus brazos dibujan,
De helena belleza
Sobre los muslos de oro,
No esclarezca la linea, la voluntad, el deseo,
Del alto ser que emanas y, sin embargo,
Propicia un vano oscuro
Que, en rincones avergonzados,
Florece e inquieta
A esta humanidad,
Que adora guillotinas, catecismos y lógica.

Las sombras proyectadas por las
Bellas lineas de Febo Apolo,
Cuando los rosados dedos de la Aurora
Acarician el Pontos infinito,
Encarnan ese oscuro deseo,
Que al final deslumbra,
En el Misterio, en la embriaguez, y en
Lo que, mas allá, responde a
Nombre ninguno,
Sobre esas negras ventanas que inundan
La boca, los ojos, la esperanza.

Iluminan también
El roto gatear de bebés cuando deambulamos
De esos entre nosotros que, un día,
Seremos héroes,

Seremos héroes
Apolíneos,
Con espada y en la playa

Y el cáliz derramado,
Manchados de uva,
De sangre la arena.